Takanas, geometrías para el agua (Valle Sagrado, Cusco, Perú). A raíz del trabajo realizado en Tulor, Atacama, la artista continuó investigando las tecnologías prehispánicas de las culturas andinas. Así, se encontró con las antiguas terrazas de regadío, tecnología milenaria que data de tiempos precolombinos utilizada principalmente para fines agrícolas. Con este proyecto en mente, durante 2016 realizó una residencia artística en KAI, Residencia de Arte y Educación, en el Valle Sagrado, Cusco, Perú. Allí recorrió las localidades de Moray y Pisac explorando las magníficas andenerías, en la actualidad sitios arqueológicos. En este primer acercamiento, la artista documentó estos sitios realizando maquetas de papel a pequeña escala, junto a dibujos de ofrendas a modo de propiciar un diálogo con el territorio. Con este material el fotógrafo Johannes Reichau, residente en KAI, realizó un video, colaborando con la artista. Al año siguiente (2017), volvió al Valle Sagrado para continuar el proyecto y montar la instalación Takanas, geometrías para el agua, un homenaje a las andenrías de regadío consistente en un montaje lumínico. Es una serie gráfica de 48 cm de alto por 7 metros de ancho, expuesta de forma horizontal, con un circuíto de luz que pasa por toda la gama de colores rgb, iluminándo la obra en la noche y revelando la fotografía de una terraza de día. Otra parte de la instalación es un montaje gráfico geométrico con fotografías de terrazas que en ese momento estaban siendo cultivadas por los habitantes de Ollantaytambo, dándoles su uso original alimentario. Acompaña a la obra el sonido del río Urubamba, a través de grabaciones sonoras compartidas por el músico peruano Nelson Márquez, como una manera de visibilizar su canto y fuerza originales. “Llegué a las terrazas porque quería indagar en esta genialidad inmersiva de la hidráulica y de la ingeniería prehispánica para la alimentación. Quería devolverle el agua a las terrazas, agua con la que se habían relacionado tantos siglos de manera simbiótica”.