ESCUCHA EL SILENCIO DE LA PIEDRA

Esta exposición reúne obras gráficas inspiradas en los sonidos y texturas del río Puelo Chico, en la comuna de Cochamó. Las exploraciones se realizaron en diferentes estaciones del año entre 2021 y 2023. La muestra formó parte del ciclo Traslaciones Elementales organizado por Tsonami Arte Sonoro en Septiembre de 2023. Durante un viaje a la Patagonia chilena en 2021, la artista experimentó un inesperado encuentro con el río Puelo Chico, afluente que la cautivó por su paisaje sonoro manifestado por el curso del agua corriendo a ras de grandes piedras. A través de la experiencia sensorial, especialmente auditiva, la artista se dejó llevar por el sonido característico del río, que al contar con un caudal bajo y grandes piedras volcánicas repartidas irregularmente, propicia una resonancia particular, con profunda riqueza sonora. Esto dio inicio a prolongadas sesiones de escucha y a la traducción gráfica de esa sonoridad. El resultado fue una serie de dibujos situados sobre el sonido del río, unificados en un libro llamado Libro río. Este libro transmitía la comunicación entre la artista y el río, en el que se incluyeron ejercicios de refracción de color sobre un formato doble y vertical. En una segunda ida a la zona en 2023, la artista notó cambios en el río Puelo Chico y su paisaje, algo recurrente para los residentes. Allí quiso profundizar su investigación sonora, y trabajar desde lo táctil, con las piedras que quedaban a la vista, debido a los cambios en el curso de las aguas. En conexión física con las piedras de río, tocando, caminando o tendida sobre ellas, la artista realizó una serie de ejercicios gráficos para imprimir esta textura en papel. Del trabajo persistente con una de esas piedras surgió la idea de hacerla sonar para revelar las huellas que podría haber dejado el agua. La piedra viajó a Valparaíso y sería parte fundamental de la muestra de la artista en el ciclo de exposiciones Traslaciones Elementales, organizado por Tsonami Arte Sonoro, en el año 2023. La propuesta invitó a valorar la comunicación afectiva con la naturaleza, así como la travesía de la piedra puelina, que trajo su silencio, ya que no se dejó escuchar a través de tecnología electrónica, pero sí percibir a través del sonido táctil y la contemplación de sus texturas.